* Viaje recomendado por Kik Balanga en Marruecos. Un fin de semana diferente.
Descubre la opinión de Kik Balanga
COMBINADO PERFECTO
Casablanca
Nuestra breve visita a la ciudad está dedicada en primer lugar al mítico barrio de Habous, uno de los lugares más pintorescos de Casablanca. Es un barrio popular y tranquilo y su mercadillo, un lugar ordenado, limpio y sin las clásicas aglomeraciones de los zocos marroquíes. Considerada la nueva Medina de la ciudad, en la zona se alternan pequeñas tiendecitas de productos típicos y casas coloniales de un blanco exquisito. Los arcos de las calles (poco que ver con esos laberintos de tenderetes unos encima de otros) dotan al barrio de una cuidada y elegante personalidad. Un buen lugar para pasar una mañana, o una tarde, y de paso saborear los mejores productos de la pastelería marroquí en la famosa Pattisserie Bennis Habous: “Briouates”, “Cuernos de gacela” y mil especialidades más a base de almendras, mi canela, coco, etc. Y también pasteles salados, de paloma o cordero. Una visita imprescindible, como imprescindible también resulta la más que imponente Mezquita de Hassan II. Vamos allá.
Esta impresionante edificación (apuesto a que se ve desde cualquier satélite) fue construida entre 1985 y 1993 para conmemorar el aniversario del rey Hassan II, aunque no es el mausoleo del ahora difunto rey ni un lugar sagrado de peregrinación, sólo un simple capricho: el de dotar a la mayor ciudad del país de algo grandioso unido a su nombre. Su majestuosidad e imponentes dimensiones impresionan cualquier día, pero merece la pena verla funcionar los viernes, día de culto. Su minarete tiene una altura de 210 metros y es el edificio más alto de todo Marruecos (también el templo de mayor altura del mundo).
Otro tironcito más (la brisa siempre estará de nuestro lado, aunque haga calor), nos permitirá recorrer otros lugares interesantes del centro: la Iglesia del Sacre Coeur, la Plaza de las Naciones…
Nos despedimos de Casablanca desde su famosísima Corniche sobre el Atlántico (restaurantes, piscinas, beach-clubs, y un buen montón de tiendas y mansiones lujosas) y ponemos rumbo sur para, después del almuerzo y sin abandonar la costa, dirigirnos hacia la bella y relajada El Jadida.
El Jadida
Una enorme muralla, de origen portugués, un encontronazo con el mar en cada esquina, pescadores, marinos… Permanente olor a mar. Un mundo de cuestas silenciosas y sitios pequeños, sin desbordamiento turístico, sin demasiados coches ni demasiada prisa. El Yadida o El Jadida, en Marruecos, es la capital de la provincia del mismo nombre, en la región de Doukkala-Abda, y significa ‘la nueva’. Pero no tiene nada de nueva, porque esta ciudad era la antigua Magazán, una de las más bellas de toda la costa atlántica de Marruecos. Por ella pasaron piratas, mercaderes de esclavos, comerciantes, averntureros y toda esa fauna que tiene la suerte de vivir cerca del mar.
Bien cuidada y protegida de disturbios o aglomeraciones turísticas no deseadas, es uno de los lugares con más encanto de la costa marroquí. Tiene un alma humilde, artesana, enemiga de letreros luminosos y reclamos baratos. La comida espléndida, el ritmo lento, el mar acariciándola siempre y aportando ese murmullo sin fin de los tejemanejes marineros: barcas que van y vienen, mujeres que remiendan viejas redes, voces en la lonja, gritos de gaviotas… Seguro que habéis visto, probablemente en directo, muchas imágenes y paisajes de Marruecos, secos, presurosos, excesivos, pero nada tienen que ver con la paz y el sosiego únicos de este pequeño bastión portugués en el finisterre africano.
De La Iglesia, el hotel donde pasaréis la noche, no puedo deciros más que una cosa: que os asoméis de noche a cualquiera de sus balcones, barco va, barco viene, y que lo disfrutéis. Si sois de los que se marean en los barcos, siempre podéis bajar al bar y pedir una (o varias) copitas de vinho verde portugués. En Marruecos está prohibido beber, pero se bebe.
Felices sueños.
Alojamientos
ALOJAMIENTO PROPUESTO
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- EL JADIDA – Hotel La Iglesia En el siglo XVI, los portugueses construyeron una ciudad fortificada rodeada de gruesas murallas en Mazagan. Dos siglos después, Mazagan fue liberado y se convirtió en El Jadida “La Nouvelle”, hoy en día Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.En el corazón del casco antiguo, L’Iglesia es una iglesia española del siglo XIX convertida en un hotel con encanto.Dormir en una de las muchas suites del convento redecoradas al estilo de los años 30, desayunar con la playa como horizonte, acurrucarse en los salones de la nave de la iglesia, almorzar a los pies de las murallas y cenar en el salón del antiguo cónsul.Una isla de historia, un lugar atípico e íntimo, L’Iglesia encarna el espíritu del viaje moderno.
- CAP BEDOUZZA – Hotel Azalai Beach Cottage Al pie de los acantilados del Cabo Beddouza, la casa de la playa de Azalaï es un paraíso bañado en azul, enclavado en el hueco de un jardín del Edén. Palmeras, olivos, cactus, mimosas hacen de este sitio acampado frente al océano un destino inusual e inolvidable arrullado por las olas y el ritmo de las mareas.
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Agenda detallada del viaje
Día 1. LLEGADA A CASABLANCA Y A DORMIR A EL JADIDA
Llegada al aeropuerto de Casablanca y como nos gusta aprovechar el tiempo, vuestro guía os estará esperando y directamente a visitar la ciudad.
Pintoresca, cosmopolita, caótica… libertina, incluso. Así es la populosa capital comercial e industrial del país, la más abierta y europea. Nos espera un buen paseo por el barrio del Habous, de estilo neoclásico y un homenaje dulce (o salado) de los que no se olvidan. Ya me contaréis si ese aroma a riquísimos pasteles marroquíes no se os queda en el alma para siempre.
Y más visitas: el hermoso y bullicioso Paseo Marítimo (la Corniche), la imponente mezquita de Hassan II y algunos de los más importantes monumentos o lugares emblemáticos del centro (Iglesia del Sacre Coeur, Plaza de las Naciones, etc…
Parada para el almuerzo en algún buen restaurante (el Rest Relais de Paris o el clásico Port de Peche son buenos ejemplos) y recorrido en coche hasta la ciudad portuaria de El Jadida, a una hora aproximadamente.
Llegada a El Jadida y Alojamiento en el Hotel La Iglesia, una antigua iglesia española del S. XIX, con terrazas sobre el océano y a dos minutos del puerto ¿A quién no le apetecen un refresco, una buena cerveza o un vino blanco frío entre aromas de pescado o marisco fresco? Pues adelante. No es como para olvidarse de las severas normas antialcohol del resto de Marruecos, pero en muchas tabernas y chiringuitos del puerto se bebe, así que ¡Salud!
Día 2. EL JADIDA y CABO BEDDOUZA
Desayuno y visita de la ciudad acompañados de un guía local. Edificada por los portugueses en el Siglo XV y declarada Patrimonio Mundial de la Unesco, esta ciudad tranquila y acogedora esconde bellezas como la Cisterna de almacenamiento del agua, ademas de una coqueta Medina con sus zocos, mercados y bastiones de defensa que se asoman al mar.
Tras las visitas, almuerzo en Le Privé (un lujo gastronómico de lo mejorcito) y una corta sobremesa antes de volver al coche; nos trasladamos a las cercanías del Cabo Beddouza (a una hora y media aproximadamente de El Jadida) en un comodísimo todoterreno con chófer acompañante. ¡Siempre bien cuidados!
Y aquí llega una sorpresa de las muy buenas, porque el Hotel Azalay Beach Cottage, el nuestro, nos tiene preparadas unas espectaculares tiendas Prestige sobre las doradas arenas de la playa, exactamente como las que aparecen en los anuncios ¿Qué más puedo decir? Cena espléndida, exquisitamente preparada por el cheff del hotel y con langosta del Atlántico como plato fuerte; hogueras, candiles, rumor de olas y… llegado el momento, unas buenas horas de sueño bajo la luna.
Por cierto, que esto ya no es El Jadida y el Hotel Azalay Beach Cotagge no sirve alcohol. Para que esa langosta del Atlantico esté acompañada “como Dios manda”, por lo menos el dios nuestro y siempre a mi parecer, debéis llevar la botella vosotros, pero avisar para que mis amigos os se ocupen.
Día 3. DE EL JADIDA A CASA VIA CASABLANCA
Desayunad y disfrutad de las horas que quedan de esta escapada que os harán sentir que un fin de semana es mucho más largo de lo que parece y que siempre será mágico.
Al aeropuerto según la hora a la que salga el avión y ya os imagino en el traslado en coche con cara de pena. Seguro que queréis más…
¿Para cuándo otra escapada? Esto es lo bueno de tener este país vecino.. se puede ver a “trocitos”, poco a poco…